EL MUNDIAL DE LA VERGÜENZA

El campeonato forjado con sangre, sudor, lágrimas, humillación e hipocresía.

Este domingo 20 de noviembre, en el emirato de Catar. Empezará a disputarse la 22º edición del campeonato mundial de fútbol, con la participación de 32 selecciones.

 En el evento estarán presentes las más rutilantes estrellas del universo futbolero, no faltarán también a la cita los representantes de las federaciones nacionales e internacionales. Esos vividores e inútiles, que desconocen el significado de la palabra decencia. Han vendido a precio de oro, un escaparate donde se pueda mostrar al mundo, la opulencia de la diminuta nación. Gobernado de forma despótica por una tribu los Al Thani, desde la independencia del país en 1971, aupados por la antigua potencia colonial, Gran Bretaña.

Esa monarquía absoluta y teocrática, no dispondría de influencia alguna de no poseer las terceras reservas mundiales de gas natural y de albergar en Al Ubeid, a la más grande base aeronaval norteamericana en el golfo pérsico. El poder que le otorga su riqueza en petrodólares, unido al respaldo de la primera potencia mundial. Le ha permitido corromper a los gobiernos occidentales, financiando campañas políticas e invirtiendo sumas ingentes de dinero en medios de comunicación. Valiéndose de sus múltiples patrocinios deportivos, han logrado blanquear sus crímenes tras una apariencia de modernidad y apertura.

El dinero sirve para comprar voluntades, pero nunca podrá ocultar las violaciones mas elementales de los derechos humanos.

La comunidad internacional, tan dispuesta a defender la libertad en determinados países, cierra los ojos ante la falta de democracia, libertad religiosa y de pensamiento imperantes en el emirato. Naciones como los Estados Unidos que dicen liderar la guerra contra el terrorismo, mantienen una relación privilegiada con el régimen de Doha, a pesar de conocer que son los financiadores de Hamas y el Dáesh. La unión europea, la presunta adalid de los derechos de las mujeres y los trabajadores. No osa a levantar la voz para denunciar la opresión de las cataríes y las agresiones sexuales a las empleadas de hogar filipinas. También omiten cualquier crítica sobre la penosa situación de los trabajadores inmigrantes, víctimas de la explotación y el maltrato. La O.N.U tan comprometida con la lucha contra el cambio climático, no tiene nada que decir sobre el emirato, uno de los lugares del planeta más insostenibles desde el punto de vista medioambiental. No me olvido de la O.T.A.N, ese organismo tan celoso por el cumplimiento de las sanciones contra Rusia, que tiene a los yates de los oligarcas mas cercanos a Putin, atracados a unas pocas millas de su base en Al Ubeid y curiosamente no pide al emir su expulsión, consciente que son amigos y socios del sátrapa.

El deporte y la humanidad, no se merecen ser pisoteados por tamaña desvergüenza. Ese engendro solo puede ser recibido con desprecio por las gentes de bien.

JCT

   

 

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